¿Puede la muerte de un hijo transformarse en algo más altruista, a pesar del dolor y la pérdida?
Definitivamente si y así lo demuestra el refugio de montaña Mateo Corradini construido en la cumbre Dormillouise, en el alto Valle de Susa entre Italia y Francia.
Los padres de Mateo Corradini, amante del montañismo y fallecido en el año 2017 tras una larga batalla contra el linfoma de Hodgkin, encargaron a los arquitectos Andrea Cassi y Michele Versaci la construcción de un refugio en homenaje a su hijo.
La idea era que sirviera de albergue a los ocasionales alpinistas que se vean en apuros debido a las bajas temperaturas de un paisaje tan hermoso como desafiante a la vez.
Un vivac prefabricado que se confunde con el paisaje alpino
El diseño de Versaci y Cassi se centra en tres objetivos principales. En primer lugar, en lugar de imponerse sobre el paisaje natural, los arquitectos pretendían formar una intervención discreta que complementara el increíble paisaje como una obra de arte.
En segundo lugar, la estructura está diseñada para enmarcar puntos de vista clave desde su posición elevada, permitiendo que los picos ondulados de los Alpes ocupen un lugar central.
Finalmente, el refugio de montaña con forma de prisma negro, está concebido como un lugar seguro para los montañistas, donde puedan cobijarse de las condiciones climáticas extremas.
El vivac garantiza un alto rendimiento aislante durante el invierno y el verano gracias a su revestimiento metálico mientras que en el interior, el espacio es de pino suizo una madera perfumada y fácil de procesar.
Los escalones de madera se ubican a los lados alrededor de una mesa central tres a cada lado, que se convierten en camas durante la noche y asientos con vista al valle durante el día.
Dos ventanas se asemejan a telescopios para observar el panorama, capturándolo en el norte hacia Val Thuras y enmarcando el macizo de Ecrins hacia el sur.
El vivac está construido con módulos prefabricados que se instalaron en poco tiempo después de ensamblar las partes en el sitio de construcción.
El vivac prefabricado, por dentro y por fuera
Apoyado en un pequeño paso debajo de las últimas pendientes cerca de la cima, el refugio de montaña Mateo Corradini es un prisma oscuro con un perfil hexagonal, enclavado en el paisaje alpino.
Una carcasa metálica capaz de protegerlo de las condiciones meteorológicas extremas de gran altitud y de absorber la máxima radiación solar gracias al color negro que lo recubre.
Los materiales y volúmenes se han diseñado en relación con el paisaje: escarpadas crestas de roca oscura a partir de las cuales se desarrollan pendientes herbáceas y rocas, completamente cubiertas de nieve en la temporada invernal.
Una discreta interferencia que, como una obra de arte, define puntos de vista inesperados en el paisaje natural. El volumen se apoya en el suelo en 1/4 de su superficie inferior para adaptarse a la pendiente, limitando el consumo de suelo.
La reversibilidad y la sostenibilidad medioambiental son puntos clave del proyecto: una instalación ligera y de bajo impacto. El diseño respondió a este objetivo definiendo un proceso de prefabricación de madera que permitió instalar el vivac en poco tiempo.
Los módulos fueron construidos y preensamblados en el taller, luego transportados en helicóptero e instalados en el sitio de construcción. La optimización de pesos y formas hizo que el montaje a gran altura fuera rápido y fácil y minimizó el transporte en helicóptero.
El pequeño paso elegido como sitio para la instalación de la estructura, es un punto panorámico y escénico ideal para la construcción de un refugio de emergencia que pueda albergar a los numerosos esquiadores de montaña, que durante todo el año, deciden llegar a la cima.
En este refugio de montaña prefabricado el dolor de la pérdida de un ser querido dio paso a algo más: Un nido acogedor y agradable, un lugar de encuentro a 3000 metros sobre el nivel del mar para la comunidad de montañistas.