La higiene del hogar es fundamental pero, siendo honestos, después de un largo día de trabajo lo menos que queremos es dedicar el tiempo libre a limpiar. Si bien gracias a la tecnología disfrutamos limpiadores a vapor y robots aspiradores, algunos no tenemos la libertad económica de invertir en ellos.
Afortunadamente, no hace falta gastar demasiado para mejorar la experiencia de limpieza. Por ejemplo, comprar un palo telescópico nos permite disfrutar de una herramienta multitarea que minimiza los riesgos y dificultades de muchas labores cotidianas en el hogar.
Además de contar con los instrumentos de trabajo adecuados, la organización es elemental. Separar las tareas y distribuirlas a lo largo de la semana, siempre resulta más conveniente que dejarlo todo para una única limpieza general.
Empezar por lo peor
Por lo regular, existen espacios más complejos de limpiar. Iniciar por la estancia de mayor tamaño o la que genera más pereza, hace el resto de las tareas más llevaderas.
Es importante ir ordenando conforme avanzamos en la limpieza, de esta forma, evitamos el error recurrente de invertir doble tiempo en colocar las cosas en su lugar después de dejarlas acumuladas sobre una mesa o en una repisa.
Dividir las tareas en pequeñas partes
Dedicar el fin de semana a la denominada “limpieza general” es una idea que suena atractiva sólo hasta el momento de materializarla. En su lugar, conviene separar las labores y hacer una cada día, de esta forma mantenemos aseado el hogar y dejamos tiempo libre para el disfrute en familia.
Una buena fórmula es establecer un día de la semana para cada estancia, así como planificar un cronograma en función de la cantidad de horas disponibles, el objetivo es una casa limpia sin llegar a agobiarnos.
Tareas simples como hacer la cama antes de salir, lavar los platos después de cada comida o poner a andar la lavadora conforme se acumula la cantidad de ropa indicada para su uso, son acciones que reducen las probabilidades de necesitar una limpieza general al final de la semana.
Disponer de las herramientas de limpieza básicas
La rutina de limpieza periódica involucra no sólo a los elementos de uso común como la escoba, los paños de microfibra y las esponjas, sino a las herramientas diseñadas para facilitar el trabajo.
En este último grupo se encuentran los palos telescópicos, la aspiradora eléctrica y el lavavajillas. Estas herramientas comparten la forma como simplifican las tareas básicas, permiten ahorrar tiempo e incluso, elevan nuestro nivel de seguridad en el desempeño de las diferentes actividades.
De arriba a abajo
Otro método eficaz de agilizar la limpieza en casa es empezar de arriba hacia abajo; el consejo, se aplica tanto al momento de retirar el polvo usando un palo telescópico, como ordenando los armarios y estantes.
En el caso de las casas de doble nivel, iniciar desde abajo nos dejará sin energías ni ganas para dedicar a la limpieza de la parte superior, además de ser bastante probable que terminemos ensuciando un poco la parte que ya está lista.
Ventilar la casa y cuidar el higiene del suelo
El simple gesto de abrir las ventanas antes de salir al trabajo evita la acumulación de la humedad y el desarrollo de malos olores. Una excelente rutina es dejar fluir el aire natural entre el momento de terminar de hacer la cama y prepararse para iniciar el día.
Al igual que los cristales, el suelo es una superficie con especial tendencia a acumular suciedad. Ante la imposibilidad de limpiarlo regularmente, conviene establecer al menos dos días a la semana para su mantenimiento.
Finalmente, es necesario enfatizar la importancia de repasar las mamparas dos veces al mes, si bien limpiar el baño forma parte de las labores de limpieza más odiadas, no podemos dudar que se trata de la estancia que mayor higiene precisa.